Duelo por animales
A pesar de ser un proceso tremendamente frecuente, muchas veces no está socialmente validado el duelo por un animal de compañía. Cuando un compañero animal se marcha, la persona que sufre la perdida recibe en muchas ocasiones varios mensajes que aumentan el dolor que siente por la perdida. Estos mensajes van en la línea de:
- “No podemos tratar a un animal como si fuera otro ser humano, por lo que la forma de quererlo o el vacío que sentimos ante su marcha no puede ser igual”. Algunas personas incluso ven ofensivo que alguien haga una comparativa en esta línea, sin respetar los sentimientos que podemos tener al respecto. No hay que comparar sentimientos, sino que debemos entender y respetar los de los otros como forma de convivir y de mejorar nuestro conocimiento humano.
- “Sustituirlo adoptando otro animal es la solución para que se marchen esos sentimientos”. Alguien viene a decirnos que podemos llenar ese vacío con otra mascota. De esta forma ningunean la figura del amigo que se ha ido y el sentimiento que tenemos al respecto.
- Enfocarse en aspectos prácticos que pueden hacer que la persona se sienta despreciada. Lo que me voy a ahorrar en preocupaciones o en veterinario no es algo que me consuele en estos momentos.
- La gestión de la culpa es un aspecto clave en este tipo de duelos. La mayoría del fallecimiento se produce en último término por la voluntad de su dueño y una acción del veterinario para sedarle. Es decir, hay un conocimiento y conducta activa en que llegue el momento de la marcha. A pesar de que se vela por el bienestar del animal y sus condiciones de menos sufrimiento y dignidad, ciertos prejuicios o comentarios, pueden aumentar el sentimiento de culpa de la persona que toma la decisión.
La gestión del duelo es muy personal, la forma de ser de la persona, la relación con su compañero, su historia personal o sus recursos determinan como se desarrollará dicho duelo. Tratemos a los otros y su duelo como esa persona nos vaya indicando, sin prisas, sin prejuicios. Simplemente escuchando, preguntando y acompañando.
Es importante llevar a cabo los rituales que consideremos necesarios, con compañía o solos. Ese compañero se ha marchado y deja un vacío tremendo en la casa, que se puede sentir como que se queda sin vida. La rutina del paseo, su comida, sus juguetes, todo nos recuerda a él y hemos de darle el espacio necesario a la gestión de sus cosas y a las fechas importantes o ceremonias de homenaje y despedida que queramos hacer.
Trabajar los pensamientos obsesivos puede ser una necesidad, cuando pensamos que deberíamos haber hecho, que hubiera pasado si… Son una cárcel infinita que para las personas que tienden a tener ansiedad resulta terrible, impidiéndoles dormir, comer o tener un poco de calma. Hemos de tener en cuenta que esto aumenta cuando el animal ha desaparecido y no conocemos su paradero. Estamos entonces barajando posibilidades, inquietos, con sensación de alerta y desasosiego constante. Este aspecto es uno de los que más motiva la consulta psicológica, junto a la tristeza que sentimos en esos momentos y que necesitamos gestionar. Tomate tiempo, el amor necesita su tiempo para reubicarse.
(c) Ángela Santos