Mosquitos

Mosquitos

En las noches de verano tenemos el privilegio de disfrutar de una de las sensaciones más desagradables que la naturaleza nos puede ofrecer: el zumbido del mosquito en el oído cuando por fin estás a punto de dormirte. El sonido del batir de las alas de de este molesto insecto hace que a cualquiera se le hinche la vena y se levante, chancla en mano, a perseguir al molesto intruso por toda la habitación hasta cometer el asesinato que le garantice un sueño tranquilo y un despertar carente de picaduras.

 

El objeto de nuestros odios no es otro que un insecto díptero nematócero de la familia de los cucílidos, Culex pipiens o mosquito trompetero o común. O lo que es lo mismo, se trata de un animal de exoesqueleto articulado provisto de seis patas marchadoras, largas antenas  y dos alas membranosas transparentes que bate más de 10 veces por segundo, lo que produce ese zumbido que le da su nombre común. De las tres mil y pico especies de cucílidos, la mayoría están provistos de unas piezas bucales diseñadas específicamente para atravesar la piel de los mamíferos y acceder a su sangre, que succionan como fuente de alimento en el caso de las hembras. Los machos tienen una dieta vegetariana que los hace indiferentes a la tentación de la sangre, compuesto necesario para que las hembras comiencen su ciclo reproductivo.

 

Estos animales ponen entre cien y doscientos huevos en el agua, donde a continuación se desarrolla su fase larvaria, cuya vida suele consistir en pasarse el día colgado de la superficie del agua, comiendo bacterias y algas. Después de cinco días de ‘intensa’ vida larvaria, el mosquito pasa a la fase de pupa o crisálida. En esta fase no se alimenta y en tan solo un par de días más, la cubierta de la pupa se abrirá para dejar salir a un nuevo ejemplar de mosquito adulto, que podrá ir nuevamente en busca de oídos que martirizar.

 

Como hemos visto, los mosquitos necesitan obligatoriamente algún tipo de masa de agua en la que las hembras puedan hacer la puesta y dónde las larvas puedan desarrollarse y encontrar alimento. Si los mosquitos tienen esto y acceso a una fuente de sangre fresca, nos encontramos con que cada 10-15 días podemos tener unos 200 nuevos mosquitos. Por fortuna para nosotros, los mosquitos tienen algunos depredadores naturales que controlan su población de forma efectiva, como los murciélagos que pueden cazar hasta 1200 mosquitos cada hora. No podemos menos que estar agradecidos.

 

(c) Fernando Zamora