¿Por qué arqueamos las cejas?
El arqueo de las cejas aumenta el campo visual, permitiendo una mayor penetración de luz en nuestra retina. Esto hace que nuestra visión nos proporcione más información sobre un acontecimiento inesperado y podamos descubrir lo que realmente está sucediendo en una situación determinado.
¿Por qué tenemos cejas y para qué sirven?
Aunque parezca increíble, las cejas son una consecuencia de la evolución del ser humano con el fin de podernos relacionar y expresar nuestras emociones.
En realidad, todo se debe a la importancia de mejorar nuestra comunicación no verbal. A medida que el ser humano evolucionó, se fue haciendo más evidente la necesidad de transmitir emociones.
Se han hecho numerosos estudiosos sobre cómo el ser humano ha ido cambiando físicamente a lo largo del tiempo. Analizando los restos humanos de los pueblos prehistóricos, se ha detectado que, en comparación con los humanos actuales, que había ciertas diferencias notorias, sobre todo en el cráneo y en la cara.
Sorprendentemente, los prehistóricos no tenían cejas y en su lugar, poseían unos prominentes ceños óseos. Parece ser que esta elevación del hueso en la zona de las cejas no ayudaba a mejorar la estructura craneal ni tampoco a la mordedura.
Tener bello en las cejas ayuda a expresar emociones y consecuentemente, a establecer lazos afectivos con otras personas. Gracias a esta comunicación no verbal, nuestros antepasados podían comunicarse entre ellos, tener relaciones sociales y de este modo, asegurar la supervivencia de nuestra especie.
Además de permitir la comunicación no verbal y la expresión de los sentimientos, las cejas juegan un papel importante a la hora de proteger nuestro rostro.
La función principal de las cejas es proteger nuestros ojos del medio ambiente, por ejemplo, evitando que las partículas del polvo o la arena nos dañen pudiendo provocar infecciones.
Además, evitan que el sudor, que contiene sal, caiga por nuestra frente y entre en los ojos.
Por si fuera poco, las cejas nos protegen también de los rayos del sol, ya que impiden que entren de forma directa en nuestros ojos, evitando el exceso de luz y brillos provocados por los reflejos.