Palencia
Situada en la llanura de Tierra de Campos y bañada por las aguas del río Carrión, esta capital de provincia que tiene el sobrenombre de la «Bella Desconocida» enamora por maravillosas obras arquitectónicas y artísticas del centro histórico, además de contar con cuidadas zonas verdes, un animado ambiente nocturno y una excelente gastronomía con platos típicos como el lechazo churro, la menestra palentina, las lentejas pardinas o las patatas a la importancia.
Cristo del Otero
Esta esbelta estatua de Cristo de 20 metros de altura, una de las más altas del mundo, fue realizada en 1930 por el escultor palentino Victorio Macho en estilo art déco y se ha convertido en uno de los iconos de la ciudad.
Iglesia de San Lázaro
Este antiguo hospital de peregrinos y leprosos, fue levantado por el Cid Campeador en 1076, según cuentan las leyendas de la época, aunque el aspecto actual se debe a una gran reforma realizada por don Sancho de Castilla, señor de Palencia.
Plaza Mayor
Esta plaza creada en siglo XVII se encuentra rodeada de soportales en sus tres cuartas partes y presidida por la Casa Consistorial, uno de los edificios neoclásicos más bonitos de Palencia, además de tener en el centro el fantástico Monumento a Alonso Berruguete, de 4 metros de altura.
Iglesia de San Miguel
Construida entre los siglos XI y XIII y de la que dicen fue el escenario de la boda entre el Cid Campeador y su esposa doña Jimena. Este templo, que impresiona por su torre cuadrada de imponentes arcos ojivales y un remate de almenas que le dan apariencia de fortaleza, además de mostrar una transición perfecta entre el románico y el gótico.
Catedral de San Antolín
Apodada “la Bella Desconocida”, está dedicada a san Antolín mártir, patrono de Palencia, y es la tercera catedral más grande de España. Se construyó durante los siglos XIV, XV y XVI gracias a las donaciones de diversos benefactores, en el lugar donde anteriormente hubo templos romano, visigodo y románico. Es de estilo gótico, aunque conserva la cripta visigoda donde, según la leyenda, el rey Sancho III de Navarra encontró los restos del santo al ir a cazar un jabalí en lo que entonces era una gruta.
Fuente: viajeroscallejeros.com