Género y sexo, cuestión de todos que pocos saben

Género y sexo, cuestión de todos que pocos saben. Y es que hablamos de género obviando totalmente el sexo, siendo estas dos dimensiones parte de cada ser humano.

Hoy en día, y desde hace mucho tiempo, seguimos estableciendo, incluso de forma inconsciente, la diferencia de género desde el vientre materno con el simple hecho de decidir si todo irá en color rosa o azul. Y es que hablamos de género obviando totalmente el sexo, siendo estas dos dimensiones parte de cada ser humano, pero realmente, ¿qué significan cada una?

Según la Real Academia Española, género hace alusión a grupos de seres u objetos con caracteres comunes, la mercancía en el comercio o en artes los distintos grupos de obras que puede haber. Pero entre estas y otras acepciones encontramos la siguiente que cito textualmente: “grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendiendo éste desde un punto de vista sociocultural en lugar exclusivamente biológico”.

El género es el conjunto de ideas, representaciones y prácticas sociales que una cultura desarrolla desde las diferencias entre hombres y mujeres para acotar lo que socialmente es “propio” de cada uno de ellos. Por tanto, podría decirse que el género es el ingrediente básico con el que se construye una cultura.

Dicho de un modo más cotidiano, el género sería algo así como el papel que tenemos que hacer ante la sociedad según el “cuerpo” que se nos ha asignado. Por ello “se estipula” que un hombre debe actuar masculino y una mujer debe hacerlo de forma femenina.

En cambio el significado de sexo, nuevamente según la RAE, entre otras acepciones encontramos la de “condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas.” Y es que existen dos términos muy relacionados pero que no tienen nada que ver el uno con el otro. En primer lugar vemos la palabra sexo, que hace referencia a una dualidad por naturaleza, a un código binario que se establece desde que el embrión está en el vientre de la madre, y lo que otorga que una persona sea hombre o mujer genéticamente hablando, en otras palabras, sus genitales o aparato reproductor.

Por otro lado, estaría la identidad sexual, en la que se materializa, en la mente de un sujeto, la percepción de otro dotando al primero de un interés por ese mecanismo masculino o femenino, es decir, sus preferencias sexuales hacia otras personas.

Según la web “Healthy children” a los dos años de edad es cuando los niños comienzan a ser conscientes de las diferencias anatómicas entre varones y féminas y a los tres años ya son capaces, la mayoría de ellos, de identificarse como niño o niña.

Es a partir de los cuatro años cuando los niños ya asientan su percepción y aprenden las conductas que han de tener en sociedad. Además con esta edad ya comienzan a decantarse por un tipo de juego específico que, en nuestra sociedad, está bien diferenciado por desgracia.

Es por ello que, tras diferenciar entre género y sexo, puede que haya una desconcordia entre ambos, pudiendo coincidir el género con el sexo establecido biológicamente (cisgénero) o no, dando lugar a lo que hoy día conocemos como transgénero.

Gracias por sacar un rato para leer este artículo.
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