Trastorno por estrés postraumático: la herida que no para de sangrar

Trastorno de Estrés Postraumático. La herida que no para de sangrar

Se trata de un problema que se da en personas que han sufrido experiencias intensas emocionalmente hablando y que durante un tiempo estuvieron sin encontrar una categoría diagnostica que definiera claramente su estado. La definición de este trastorno se realiza a través de varios criterios que han de presentarse en el paciente. En algunos casos las personas que lo sufren pueden verse impedidos para seguir desempeñando su actividad normal si el trastorno se encuentra vinculado a dicha actividad.

Para profesionales como bomberos, policías, sanitarios (médicos, personal de ambulancia), que han vivido eventos como una guerra, un atentado o similares… Este trastorno por su complejidad nos va a ocupar dos partes, que nos permitan ver el problema de una manera completa. Los elementos que se tienen que dar para diagnosticar este trastorno son los que se enumeran a continuación:

EXPOSICIÓN A LA MUERTE, LESIÓN GRAVE O VIOLENCIA SEXUAL DE MANERA REAL O COMO AMENAZA EN UNA O MÁS DE LAS SIGUIENTES MANERAS:

Haber tenido una experiencia directa con un suceso traumático o varios.

Presencia directa del paciente del suceso ocurrido a otros.

Conocimiento de que el suceso traumático le ha sucedido a alguien cercano como un familiar próximo o un amigo íntimo. Cuando es un caso de amenaza o realidad de muerte, este ha tenido que ser un suceso violento o accidental.

Haber tenido una exposición repetida o extrema a detalles repulsivos de sucesos traumáticos. Esta exposición ha de ser muy directa, no siendo definitoria que esta se haya producido a través de medios electrónicos, televisión, videos o fotografías, excepto cuando esta se produzca en un entorno laboral y por tanto la carga emocional y la repetición de la exposición sea más elevada.

EVITACIÓN PERSISTENTE DE ESTÍMULOS ASOCIADOS AL SUCESO TRAUMÁTICO QUE EMPIEZAN TRAS ESTE:

Evitación, o intentos de ello, de recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos muy relacionados con el suceso.

Evitación o esfuerzos para no recordar personas, lugares, conversaciones, o actividades que despiertan recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos relacionados con el suceso traumático.

PRESENCIA DE UNO O MÁS DE LOS SÍNTOMAS DE INTRUSIÓN ASOCIADOS AL SUCESO TRAUMÁTICO, INICIADOS DESPUÉS DE QUE ESTE SE HAYA PRODUCIDO. ESTOS PUEDEN SER:

Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos del suceso que lo desencadena. La persona los vive con mucho malestar al recordar nuevamente el suceso traumático.

Reacciones en las que la persona siente que repite el suceso, llegando en los casos más intensos a la perdida de la conciencia del presente.

Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que se asemejan a algún elemento del suceso.

Reacciones fisiológicas intensas a elementos que se parecen a algo del suceso traumático.

Seguiremos viendo los distintos síntomas que nos permiten reconocer este trastorno que puede sufrirse durante mucho tiempo hasta que la persona que lo padece busca ayuda psicológica por estar relacionado con situaciones en algunos casos laborales, o que la persona considera vergonzoso.

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