Cómo estimular el lenguaje a los más pequeños

A menudo nos preguntamos cómo podemos estimular el lenguaje de nuestros niños. Cuando vemos juguetes o materiales que son de su edad, quizá sea más sencillo, porque “alguien” o “algo” dice que está recomendado para ese rango. Pero a veces no somos capaces de ver otros usos o beneficios que podemos aportar usando un mismo material. Además existen preguntas como “¿cuándo debo usar esto?” “¿cada cuánto es recomendable?” “¿valdrá esto para algo?”.

Lo más fácil de usar son los cuentos, nos dan un amplia posibilidad de estimulación a la par que jugamos. Es cierto que hay personas que piensan que con los cuentos no se “juega”, que leer no es divertido… Pero ahí viene la primera sorpresa, un cuento nos sirve para darnos de primeras mucha información visual, dibujos, colores, conceptos nuevos, afianzar vocabulario, rastreo visual buscando objetos, leer (con todo lo que este proceso conlleva)… Los hay para todas las edades, los más pequeños prefieren los más visuales, con mucho color, conceptos básicos y de sonidos. Para los que están introduciéndose en la lectoescritura, es más fácil coger cuentos que tengan aun apoyo visual, que tengan una guía para seguir la historia y que además sea una letra bien visible y adaptada a ellos. Los más mayores pueden perfectamente leer un libro sin dibujos, pero ya estaremos trabajando de otra forma, porque la estimulación será la nueva historia que están leyendo y el qué pasará

También tenemos los juegos de soplo, que a los logopedas nos gustan tanto porque ayudan a favorecer el desarrollo orofacial del pequeño. Esto quiere decir que de una forma totalmente lúdica, soplando un silbato, unas pompas o un matasuegras… ¡o un globo! Estamos ayudando a desarrollar músculos como los orbiculares de los labios, los maseteros o los buccinadores.

Además tenemos los puzles y rompecabezas, adaptables a todas las edades, pero siempre muy visuales y con conceptos que puedan usarse en el día a día. Los hay por categorías, cosas de casa, animales de la selva, de la granja, del mar, comidas, partes del cuerpo… Con todo ello trabajamos nuevos conceptos sobre todo, pero también un rastreo visual, una atención mantenida en la tarea, una destreza manipulativa óptima… requisitos indispensables para el buen desarrollo del lenguaje y cognitivo de los más pequeños.

Asimismo, podemos usar los juegos típicos de cocinas, talleres de coche o tareas doméstica; con ello introducimos al niño a actividades cotidianas que luego podrá hacer en casa o con los mayores (cocinar, ir a la compra, barrer, pintar en una pizarra, cuidar un bebé…) todo esto estimulará de forma positiva nuevas conversaciones, el uso del
lenguaje y por supuesto nuevos conceptos que luego podremos usar en el día a día.

Juegos de mesa, tan fáciles como las cartas, una oca, memories, lottos… Todas estas posibilidades nos hacen trabajar la pragmática, o lo que es lo mismo, el uso del lenguaje. Cómo iniciar conversaciones, respetar turnos, qué expresiones usar dependiendo de qué juego usemos, a parte de la comprensión de las indicaciones del juego, cómo se usa, o cuál es el objetivo.

Como veis, hay cientos de posibilidades dependiendo de las edades en las que nos encontremos para estimular de forma positiva el lenguaje y todo lo que conlleva la comunicación. Es muy enriquecedor sacar partido a lo que nos rodea, pero lo que tenemos que tener siempre en cuenta de forma primordial es que el entorno y los estímulos que recibimos del mismo es lo primero que nos ayuda de forma positiva en nuestro desarrollo.
Por ello, la estimulación es tan importante, de ella depende nuestro crecimiento, y si ésta es escasa, nuestro desarrollo también lo será.

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