La Ermita del Cristo
Los pinteños “de toda la vida” conocerán perfectamente la ermita del Cristo del Calvario, pero los nuevos, los que han hecho que la población de Pinto supere los cincuenta mil habitantes, es posible que no la conozcan, aunque hayan oído hablar de la Hermandad. El hecho de que las vías del tren aislaran, desde 1851, en que se inauguró el tren de Madrid a Aranjuez (el Tren de la Fresa), el barrio de la Cristina, en resumen, “del otro lado de la vía”, justifican que muchos pinteños no hayan visto nunca la ermita.
Al final de la calle San José, lindando con el colegio de las Teatinas, y frontero con las vías del tren, enfrente mismo de la estación, en un pequeño triángulo presidido por un gran olmo centenario y un crucero, se levanta la Capilla del Cristo del Calvario. Es una modesta ermita, que parece ser de finales del XVII; se sospecha que es de antes de 1694, aunque no hay constancia documental de su construcción; sus muros son de mampostería caliza irregular, con la fachada renovada, que ha pasado de ser de ladrillo visto de color rojo a un revocado de mortero blanco. La fachada está acabada con dos modestos pináculos, que enmarcan la espadaña. Sobre la fachada hay un pequeño óculo circular sobre el que se levanta la modesta espadaña.
A la izquierda de la puerta hay un azulejo enmarcado en azul con la imagen moderna del Cristo, flanqueado por velones, y con dos angelotes arrodillados al pie de la cruz. La cubierta es de teja árabe a dos aguas, que cubre la planta rectangular de la ermita; y en su lado izquierdo tiene una construcción adosada, lo que fue la casa de la santera y la sacristía. Por cierto, en esta parte de la fachada hay un escudo de piedra, con cuarterones, corona ducal, bonete y manto heráldico que remite a una probable vinculación de la ermita con alguna familia noble.
En 1714 se aprueban las Ordenanzas de la renovada Cofradía del Santísimo Cristo del Calvario y Nuestra Señora de la Soledad, según documentos del Archivo Parroquial, aunque parece que la constitución de la Hermandad es muy anterior, incluso antes de 1705 en que se modifican los Estatutos. La gran fiesta se celebraba los días 2, en que se trasladaba la imagen del Cristo a la parroquia de Santo Domingo de Silos, y 3 de mayo, fiesta de la Santa Cruz, en que se devolvía el Cristo a su ermita. Hoy, tras el traslado a la parroquia, se reza un septenario, tras el cual se
celebra una magna procesión por el pueblo, hasta restituir la imagen a su ermita.
La Hermandad, en sus estatutos fundacionales, se llamó Confraternidad de la Santísima Trinidad
Redención de Cautivos, con sede en la ermita, que compartía con la Cofradía de la Santa Vera Cruz. Ambas se reconocen hoy en la Hermandad del Santísimo Cristo del Calvario.
Los miembros de la junta de la hermandad se identifican con una medalla dorada, colgada de un cordón trenzado en oro y gules. Los demás hermanos lucen escapularios con la imagen del Cristo, o con la cruz de los Trinitarios, de azul y rojo sobre fondo blanco.
En las fiestas procesionales, los hermanos visten un hábito rojo, con cíngulo azul y escapulario de la hermandad, y van cubiertos con una capa blanca sobre cuyo lado izquierdo figura la cruz trinitaria de la hermandad.
Como los Trinitarios, la hermandad dedicaba parte de sus dineros a la liberación de cautivos que estaban presos “en mazmorras y cárceles de los moros”. Además, se dedicaban a atender a los hermanos enfermos y más pobres, cubriendo el objetivo de ayuda mutua tan necesario en aquellos años.
Hoy la Ermita del Cristo celebra una misa a la semana, en domingo, aunque está cerrada hasta el 29 de septiembre. Pero si alguien quiere ver su interior, basta con acercarse hasta su emplazamiento, y mirar por la ventanita que hay en la puerta principal. Por ella verá la imagen del venerado Cristo en su retablo trilobulado, que sigue iluminado, y algo de su hermoso interior.
Es, junto a otras capillas, como la de San Antón, un elemento esencial del patrimonio cultural de nuestra ciudad.