La Casa de la Cadena

Es raro el habitante de Pinto que no ha ido alguna vez a la Casa de la Cadena. O a una charla en su sala de conferencias, a una visita a su museo etnológico de la ciudad, a su biblioteca a repasar para un examen, a votar… La Casa de la Cadena es un edificio histórico, plenamente integrado en la vida cotidiana de Pinto. Aunque casi todo el mundo sabe su historia, vamos a repasarla para satisfacción de unos y recuerdo de otros.

Se tienen noticias, aunque dudosas, de la Casa de los Pantoja desde el siglo XIV. Los propietarios que dan nombre a la casa eran una familia mozárabe, influyente y adinerada, que compró su patrimonio pinteño a la casa del Duque de Osuna, cuando Pinto adquirió el rango de Villa de realengo. El paso de los siglos hizo mella en la estructura de la casa, que se fue deteriorando hasta que en 1996 la compró el Ayuntamiento e inició su rehabilitación. Duró ocho años, y en 2004 fue reinaugurada por la infanta doña Cristina de Borbón (sí, la esposa de Urdangarín), completándose la estructura de la casa solariega con un centro cultural, que mantiene el nombre de la infanta, el Centro Cultural Infanta Cristina.

Su estructura es la de una casa solariega típica del siglo XVII, con todas las características de la arquitectura civil de las mansiones de la baja nobleza de Madrid: planta cuadrangular, con un patio central porticado, con columnas que soportan una galería en su planta superior. El exterior es sobrio: modesta fachada de ladrillo, que queda abierta por medio de ventanas a dos calles, la calle de la Cadena y la de la Infanta Isabel; sus grandes rejas son mayores que el vano de las ventanas en la planta baja, y con balcones en la planta superior. La puerta de acceso es adintelada y recercada, está rematado el cerco con piedra blanca, y con una ventana similar a las de abajo, pero de menor tamaño, sobre ella.

 

A partir de 1483 pasó a reconocerse como Casa de la Cadena, a propósito de haber recibido de los Reyes Católicos el privilegio de Derecho de Asilo. Y fue como sigue: el ocho de marzo de dicho año, los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, ordenaron juntar un Consejo para acordar una subida de impuestos en sus reinos, con el fin de atender los gastos de los ejércitos, que luchaban para la Reconquista de la península. Los monarcas se alojaron en la casa grande de los Pantoja, y fueron tan maravillosamente atendidos que, al finalizar el Consejo, decidieron otorgar a la familia el llamado Derecho de Asilo, de manera que cualquiera que fuera perseguido por la justicia, se podía acoger a la potestad real directamente, entrando en la casa de los Pantoja. El dicho Vete a Pinto y entra en Pantoja y dile al rey que te acoja ha llegado hasta nuestros días. Y símbolo del derecho de asilo era muestra una cadena labrada en piedra, y situada sobre el dintel de la puerta principal. De ahí el nombre de Casa de la Cadena con el que se le conocía desde finales del siglo XV, y que se ha mantenido hasta hoy.

No está claramente documentado que en la Casa de la Cadena descansaran las comitivas de los Borbones, especialmente con Carlos III, cuando se desplazaban desde el Palacio Real de Madrid hasta Aranjuez, para sobrellevar los rigores del verano estepario madrileño. Salían de Madrid a primera hora, y, tras atravesar Getafe por el llamado Arroyo Ventosa, mandado remodelar por Carlos III, llegaban a Pinto, reconocido ya como centro geográfico de la península; aquí descansaban y cambiaban los tiros. Algunas veces pernoctaban en la Casa de la Cadena, antes de continuar viaje hasta Aranjuez.

Hoy no queda huella de la famosa cadena. Pero en la Casa Chica situada enfrente de la casa grande y que no ha sido remodelada, queda, en el dintel de la puerta que hoy lleva el número 14 de la calle, el escudo de armas de la familia Pantoja.

Esta es una parte noble de la historia de nuestra ciudad que todo pinteño debe conocer.

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