Pinto, ¿seguro?

Hay gente que no es “de Pinto de toda la vida”: son muchos los que se han venido a vivir a nuestro pueblo en los últimos años. Cuando alguna familia elige Pinto para vivir, lo hace por recomendación otras personas, que alaban varios méritos de la ciudad: la limpieza de sus calles, sus cuidados jardines, las muchas fuentes para aliviar sus agostos esteparios, lo llano de sus calles, lo amable de sus gentes, y, sobre todo, su seguridad: difícilmente, en Pinto ocurrían asaltos, robos, agresiones o peleas, más allá de las discusiones de barra de bar, o las discusiones entre vecinos, y las gentes podían circular por sus calles sin miedo, de día y de noche.

¿Qué ha cambiado para que nuestro pueblo haya sido clasificado como el más peligroso e inseguro, de todas las ciudades de la Comunidad? ¿Qué ha podido ocurrir para que, un mes sí y otro también, Pinto aparezca en las páginas de sucesos, una veces por agresiones, incluso con armas de fuego, otras por robos con fuerza, peleas nocturnas y asaltos a negocios? Hoy, los padres no se quedan tranquilos cuando sus hijos adolescentes se van de copas a los pubs de la calle Real, o a tomar unas cervezas viendo un partido de futbol en la tele de un bar. El miedo ante la inseguridad ha calado en prácticamente todas las familias.

Sería lo más cómodo echar la culpa a la presencia de muchos inmigrantes, hispanos, rumanos, negros o musulmanes, muy presentes en nuestro pueblo últimamente; pero no seríamos justos: si inmigración hay en todos los pueblos, ¿es que a Pinto nos ha venido lo peor? No creo. Ni son más que en otros lugares, ni son peores. La razón del incremento de la inseguridad habría que buscarlo en otro lugar.

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Puede que una de las razones más poderosas sea la falta de policía municipal en las calles. A lo mejor la plantilla de municipales se ha quedado corta ante el incremento de la población, y habría que convocar nuevas oposiciones a policía que normalizara la plantilla, adecuándola al tamaño del pueblo. No veo, con la frecuencia que sería deseable, coches de los municipales haciendo rondas ostensivas por el pueblo, ni siquiera de día; no sé qué pasará de noche, pero me temo que tampoco habrá fuerzas suficientes que disuadan a los posibles delincuentes. En muchas ocasiones, sí veo vehículos de la guardia civil circulando por la ciudad, cumpliendo las obligaciones que quizás debían ser de la policía municipal. Puede que al Ayuntamiento le parezca suficiente la vigilancia de los guardias civiles, y que ello haya contribuido a la dejación o al relajamiento de sus obligaciones de atender a la seguridad; o puede que les falte plantilla de guardias municipales; o puede que, como se rumorea por ahí, no tenga ni tan siquiera vehículos en condiciones para realizar las rondas disuasorias necesarias.

Es, pues, absolutamente imprescindible que las autoridades municipales tomen las decisiones necesarias para garantizar, en la medida de lo posible, la seguridad en nuestro pueblo y en sus polígonos industriales. Ya sabemos que la seguridad absoluta no existe, y que, se haga lo que se haga, no se podrá evitar que la violenta actitud de unos facinerosos, provoquen delitos callejeros, o asaltos a negocios. Pero la ausencia de vigilancia disuasoria contribuye a aumentarlos, dada la impunidad con la que se sienten los delincuentes.

Desde aquí vemos como absolutamente necesario incrementar la seguridad de nuestro pueblo con sus propios medios, y, aceptando la extraordinaria colaboración de la guardia civil, las autoridades municipales logren que Pinto salga del top en el que se encuentra en nuestra Comunidad. Presionemos a las autoridades municipales para que Pinto vuelva a ser la ciudad tranquila y segura que era hace unos años.

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