La mariquita

La mariquita

por Fer Zamora

 

Pocos coleópteros están tan presentes en nuestra sociedad en forma de dibujos, ropa y accesorios infantiles como lo está la pequeña mariquita. Desde cuentos como ‘Lo que escuchó la mariquita’, hasta una serie de superhéroes como LadyBug. Estoy seguro de que todos los niños saben dibujar y distinguir perfectamente a este animalillo por su sencilla forma redonda y su brillante color rojo cereza salpicado de un patrón de pequeños puntos negros.  Quizá el único competidor que tiene esté bichito, en cuanto a fama se refiere, sería el escarabajo sagrado de los egipcios.

 

Pero, ¿alguien conoce realmente a este artrópodo más allá de sus lunares? Empecemos por conocer a su familia.  Dentro de los artrópodos (invertebrados con patas articuladas y exoesqueleto quitinoso) tenemos a los insectos, que son aquellos que tienen sólo 6 patas. En este amplio grupo de lo que los humanos consideramos bichos molestos, hay un grupo cuyo primer par de alas se ha endurecido para formar una especie de escudo que cubre el dorso del animal y protege unas segundas alas más delicadas. Este grupo de pequeños insectos acorazados serían los coleópteros. Los coleópteros, cuyo nombre de origen griego hace referencia a ese estuche que guarda las alas, es un grupo muy diverso, hay como 60 veces más especies de estos bichos que de mamíferos. Esto sitúa a los coleópteros como los campeones de la biodiversidad del mundo animal.

 

Dentro de esta grupo tan diverso que son los coleópteros hay una familia más modesta que serían los Coccinelidos. Se caracterizan por un cuerpo redondito y brillantes colores que los biólogos denominamos aposemáticos, es decir, que con ese color van diciendo ‘oye, cuidadito conmigo que soy peligroso’. Y os preguntaréis como es que la simpática mariquita es un ser peligroso. Se trata de un temible depredador para otros bichitos más pequeños como son los pulgones de los que se alimenta en beneficio de agricultores y jardineros. Pero el color de aviso lo lleva más bien para indicar a sus depredadores que su sabor es muy desagradable o incluso tóxico, y que mejor se busquen otro aperitivo más sabroso.

 

Pues bien, la mariquita por excelencia, aquella que podría pedir los derechos de imagen de todo el merchandaising con su efigie, sería la Coccinella septempunctata, es decir, la mariquita de siete puntos que aparece en la foto (imagen de Ralf Kunze). Esta señorita es la mariquita más común en Europa y también ha sido ampliamente exportada para realizar su brillante servicio de control de plagas de pulgones en medio mundo.

 

Las mariquitas las vemos en nuestros parques y jardines durante los meses cálidos, ya que durante los inviernos se marchan en busca de tierras más cálidas, habiendo estudios de seguimiento por radar donde se las sitúa desplazándose a más de 1000 metros de altura y cerca de 60 kilómetros por hora, pudiendo viajar en un solo vuelo distancias de hasta 120 kilómetros. Así que mucho ojo con la simpática mariquita, tras esa inocente apariencia se esconde un gran depredador y experimentado piloto. Y además fotogénico.