Prerrequisitos del lenguaje: qué necesitamos para empezar a hablar


¿Cómo empezamos a hablar?¿Cómo organizamos nuestro lenguaje? ¿Es tan fácil empezar a comunicarse?

Estas y otras preguntas son muy importantes en nuestro desarrollo. El lenguaje es una capacidad intrínseca en el ser humano. Lo usamos desde el inicio de nuestros días para comunicarnos y relacionarnos con nuestro entorno. En un desarrollo normativo, las primeras palabras empiezan alrededor de los 12 meses de vida. Pero, el lenguaje es una capacidad tan compleja y a la vez tan específica, que puede haber variaciones en este tiempo, o incluso necesitar de ayuda de profesionales para comenzar a hablar.

Antes de hablar de lo que necesitamos para el buen desarrollo del lenguaje, debemos hacer una división de algo de lo que en logopedia hablamos constantemente. En el lenguaje hacemos dos separaciones, el lenguaje expresivo y el comprensivo. Y aunque van de la mano, pueden evolucionar de forma diferente.

El lenguaje comprensivo suele ser el primero que empieza a crecer, porque antes de poder articular palabras, comprendemos lo que nos dicen en nuestro entorno. por ello, una buena base es importante.

El lenguaje expresivo es el que se manifiesta a partir del año. Es lo que hablamos, lo que decimos, cómo lo decimos. Si tenemos una buena base de comprensión, la expresión se verá reforzada. Pero, como hemos dicho anteriormente, van en paralelo, pero pueden desarrollarse de forma diferente. Así que podemos tener buena comprensión, pero tener problemas de expresión, o, al contrario. Y ahí empiezan las dificultades del desarrollo normativo del lenguaje.

¿Qué necesitamos para que nuestro lenguaje nazca y evolucione de forma positiva? A continuación, nombramos los prerrequisitos del lenguaje:

Contacto ocular: es importante que el niño nos mire, atienda a lo que le decimos o mostramos, sea capaz de seguir con la mirada al adulto o al objeto. Esto nos facilitará la comprensión de lo que pedimos o le mostramos y que esté permaneciendo con nosotros en nuestra interacción.

Intencionalidad comunicativa: algo básico para poder desarrollar el lenguaje. Si no contamos con ella, tenemos un problema para que el lenguaje evolucione. Si no contamos con la intención de comunicarnos, no haremos nada por ello. Es como hacer algo sin querer hacerlo. Como si nos obligaran a hacerlo sin nosotros querer o entender para que lo hacemos.

Atención: básico en nuestro día a día durante toda nuestra vida. Imaginaos que os hablan de algo y no estáis atentos, o que en vez de pensar en la información que estáis recibiendo, estáis pensando en otra cosa. La atención nos facilita retener la información, saber de qué nos están hablando, saber cuándo tenemos que contestar, o qué debemos decir en relación a lo que estamos hablando.

Imitación: la capacidad que tenemos de imitar nos facilita copiar lo que recibimos. Así imitamos sonidos, palabras, gestos, acciones… todo lo que nos facilita la comunicación con otros.

Evitación o esfuerzos para no recordar personas, lugares, conversaciones, o actividades que despiertan recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos relacionados con el suceso traumático.

Turnos de conversación: es otro de los objetivos de cara a las normas que debemos seguir al compartir una actividad con alguien más, ya sea hablar o jugar. Es importante respetar los turnos en juego y en conversación, saber cómo interaccionar con los demás.

Permanencia en tarea: de la mano de la atención nos sirve para que el niño sea capaz de mantenerse en una actividad por un tiempo limitado que marquemos. Esta permanencia irá aumentando para que el niño sea capaz de mantenerse en la tarea cada vez más tiempo.

Juego simbólico: el juego es básico para los niños y una herramienta muy útil para los adultos. Es una capacidad que ayuda a desarrollar el lenguaje porque al aparecer, permite al niño crear y trabajar mentalmente con símbolos.

Lo que favorece el juego simbólico es la creatividad y la imaginación, siendo capaz un niño de jugar con un objeto dándole otra perspectiva. Por ejemplo, coger un lápiz y hacer como si fuera una cuchara para comer, o un avión, o una espada. ¡Todo vale!
Permanencia de objeto: es la capacidad de saber que un objeto existe, aunque no podamos verlo. Por ejemplo, mostrar un muñeco al niño y después taparlo con un pañuelo, el niño no ve el muñeco, pero sabe que esta debajo de la tela.

Podemos pensar que estas cualidades o requisitos no van de la mano del lenguaje, pero todo va enlazado para fomentar un desarrollo positivo de éste. Son muchos los factores que intervienen en una evolución positiva y no debemos olvidar que las características son las que determinan un desarrollo normativo como lo son los factores individuales biológicos y contextuales, que son muy importantes en cada caso.

Por ello, debemos estar siempre atentos a las señales que nos pueden dar información de un problema. Cada niño es un mundo, está claro, como las personas somos cada una diferente. Pero hay un desarrollo normativo que debemos conocer para saber qué alarmas deben saltar cuando algo no va bien. La comunicación y el lenguaje forma una parte básica y muy importante del ser humano y sobre todo no podemos escudarnos en la frase “ya hablará”, porque es un error. Un error que se comete muy a menudo. Cuando un niño no sigue un desarrollo correcto, debemos buscar ayuda sin demorarlo, sin creer que puede solucionarse solo. Para ello estamos los profesionales del lenguaje. Los logopedas. El periodo de atención temprana, de 0 a 6 años, es fundamental para trabajar cualquier alteración, ese tiempo juega a nuestro favor para tratar cualquier dificultad, y ese tiempo no se recupera cuando se deja pasar sin intervención.

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