Una constelación bajo el agua

Por Fernando Zamora

Las estrellas de mar son uno de los animales que mejor reconocen los niños por su singular forma. Estos peculiares seres que viven en el fondo del mar llaman su atención y aparecen recurrentemente en todos los dibujos de temática marina, como Patricio, el amigo de Bob Esponja. Pero, si preguntamos, realmente muy poca gente ha visto una estrella de mar viva y muchos menos las han podido contemplar en su hábitat. Pocos nos podrán hablar sobre la manera en que se alimenta, se desplaza y se reproduce. Algunos, incluso ni siquiera la califican de animal, si bien se trata de uno realmente interesante.

Las estrellas pertenecen a un grupo de invertebrados llamado equinodermos, lo que viene a significar “piel de erizo” en griego, ya que este grupo también incluye a otro singular tipo de animales: los erizos de mar. Además de erizos y estrellas, entre los equinodermos también encontramos a otros habitantes del fondo marino como los pepinos y los lirios de mar. Todos estos animales tienen un cuerpo con simetría pentarradial. Esto quiere decir que podríamos dividir su cuerpo en cinco porciones iguales usando como eje su boca, como si fuesen cinco pedazos de un pastel. Dentro de cada porción, que en algunos casos son fácilmente distinguibles, encontraríamos las mismas estructuras.

Las estrellas y sus parientes tienen el cuerpo recubierto de multitud de pequeñas placas óseas que conforman una armadura que les otorga su forma y les protege, al mismo tiempo que les puede conferir flexibilidad para escurrirse entre las oquedades de las rocas del fondo del mar. Si habéis visto estrellas de mar en las tiendas de recuerdos de los pueblos de playa, tenéis que saber que lo que en realidad os lleváis a casa es el esqueleto de uno de estos animales. En el caso de los erizos de mar, esas placas se prolongan para formar las espinas que los recubren y protegen. En los pepinos de mar, sin embargo, esas placas son más pequeñas y se encuentran más profundas en la dermis y el tacto que percibimos de este animal es más bien viscoso, pero capaz de endurecerse si lo necesita.
Si le damos la vuelta a una estrella de mar, podemos ver que cada una de sus patas tiene un hueco que atraviesa toda su longitud. En el interior de ese canal se pueden ver multitud de patitas que se llaman pies ambulacrales. Estos pies permiten a la estrella desplazarse de una forma peculiar que da la impresión de que el animal se desliza sin tocar el suelo. También pueden ser adhesivos, con lo que la estrella los puede usar para trepar y fijarse a las rocas. Los usan para enterrarse en la arena y también para dirigir las partículas de alimento que encuentran desde los brazos a la boca, que se sitúa en el centro de los cinco canales. En el centro del dorso de erizos y estrellas, junto al ano, se sitúa una placa especial llamada madreporito que es por donde entra el agua que permite accionar sus pies.

La boca de la estrella está dotada de unas piezas calcáreas muy duras, capaces de taladrar la roca y, en el caso de las estrellas depredadoras, despedazar el cuerpo de su presa para ingerirlo. Esos “dientes” que se sitúan también de forma simétrica, se articulan en los erizos de mar de una forma más compleja formando la denominada Linterna de Aristóteles, descrita por dicho filósofo allá por el 250 antes de Cristo.

Existen casi 2000 especies de estrellas, una diversidad que se viene desarrollando desde antes de que los dinosaurios poblasen la tierra. Las hay con 15 brazos y otras donde no se distingue ninguno, como en dólar de arena. Las hay de prácticamente todos los colores, como en el caso de las estrellas tropicales con brillantes tonos de azul y rojo. Las encuentras en aguas frías y cálidas, entre las rocas de la orilla y también a grandes profundidades, enterradas en la arena o adheridas al casco de un buque hundido.

Otra peculiaridad de estos animales es la capacidad de reproducirse asexualmente a partir de uno solo de sus brazos, sobre todo cuando hay abundancia de alimento. Es curioso ver una diminuta estrella surgiendo por el extremo cortado de un brazo mucho mayor que ella.

Para terminar, una petición. Las estrellas viven en estrecha relación con el agua, su boca, madreporito y ano establecen un equilibrio que les permite conservar el sus fluidos, su forma, captar nutrientes, reproducirse y desplazarse. Si ves una estrella de mar y quieres fotografiarla, por favor, no la saques del agua o al menos hazlo durante el menor tiempo posible y manteniendo su cara inferior sumergida para evitar que sufran daños. Ten cuidado de depositarla de manera que no quede del revés, con los delicados pies ambulacrales expuestos, pues aunque puede darse la vuelta, un depredador podría dañarla. Devuélvela pronto al mar para que estos singulares animales puedan seguir fascinando durante algunos miles de años más.

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